Movilidad

Los plásticos impulsan el crecimiento de la movilidad eléctrica

23 de mayo de 2023

La incorporación del vehículo eléctrico a nuestras vidas todavía nos resulta algo novedoso, incluso nos seguimos sorprendiendo al encontrar puntos de recarga en diferentes aparcamientos y gasolineras, al comprobar que algunas plazas están reservadas exclusivamente a este tipo de vehículos o al fijarnos que el taxi en el que viajamos no hace ningún tipo de ruido y lleva una etiqueta de emisiones cero. Por eso, puede que te llame la atención este dato: el vehículo eléctrico lleva en funcionamiento desde hace ya dos siglos, aunque no siempre ha sido tan popular… ¡Hasta que los plásticos llegaron a su vida o, por lo menos, a sus baterías, motores y carrocerías! 

¿Quieres saber cómo estos materiales están revolucionando la sostenibilidad en la industria de la automoción? ¡Sigue leyendo! 

La historia del vehículo eléctrico 

La historia del coche eléctrico se remonta al siglo XIX, cuando en 1828 el ingeniero Ányos Jedlik inventó el primer motor eléctrico del mundo, un precedente que llevó a Robert Anderson, considerado el padre del coche eléctrico, a presentar el primer prototipo de carruaje impulsado por celdas eléctricas en 1832, y a Gastón Planté a idear en 1859 las primeras baterías recargables de plomo y ácido 

Todos estos esfuerzos innovadores por generar un avance en la industria de la automoción lograron que en 1888 apareciera en Alemania el primer coche eléctrico del mundo, inventado por Andreas Flocken: el Flocken Elektrowagen. Sin embargo, este solo alcanzaba los 15 km/h, algo a lo que puso solución Camille Jenatzy al año siguiente, consiguiendo aumentar la velocidad del vehículo eléctrico hasta los 105,88 km/h, ya que utilizó distintos materiales para envolver este vehículo: una ligera aleación de aluminio, magnesio y tungsteno, que recubrían las baterías. 

Andreas Flocken mit Tochter Anna

Tras años de mejoras en la innovación del vehículo eléctrico, en el S.XX Nueva York se convirtió en la primera ciudad donde la electricidad ganó el protagonismo a la gasolina en la automoción. Los taxistas electrificaron las calles de la gran ciudad, hasta el punto de que más de un tercio de los coches que transportaban personas de un lugar a otro eran eléctricos. Sin embargo, la popularidad de este vehículo no duró mucho, ya que en el S.XX las deficiencias técnicas, la inexistencia de infraestructuras de recarga eléctrica, así como la escasa autonomía y velocidad del coche, frente a la innovación en la producción en cadena del automóvil de gasolina, hizo que el progreso en sostenibilidad se quedara en el olvido. 

 

No obstante, el avance tecnológico del siglo XXI y la popularidad de diversas marcas, tales como Tesla, que se dedican exclusivamente al diseño, fabricación y venta del vehículo eléctrico, así como la creciente concienciación medioambiental, han logrado que la electromovilidad vuelva a ser bien recibida en las carreteras de todo el mundo. De hecho, el número de vehículos eléctricos vendidos a nivel global ya alcanza los 10,5 millones, creciendo un 140% en las ventas del primer trimestre del 2021 y suponiendo un aumento del 54,7% de la producción en España en tan solo 6 meses de 2021. 

Los beneficios de los plásticos para el vehículo eléctrico

La gran pregunta que nos debemos hacer es: ¿qué avances han conseguido erradicar el miedo de los conductores a, por ejemplo, quedarse tirados sin batería en medio de un viaje, o tardar demasiadas horas en llegar? Lo creas o no, este cambio en la percepción de la sociedad y en la mejora tecnológica del acondicionamiento eléctrico se debe a unos materiales en particular: ¡los plásticos! 

Una de las grandes razones por las que la industria de la electromovilidad ha nombrado a los plásticos como aliados perfectos para conseguir la sostenibilidad en el transporte ha sido el peso. Al fin y al cabo, si lo pensamos bien, un vehículo eléctrico no puede estar formado por materiales demasiado pesados, ya que esto supondría un esfuerzo extra en el consumo de energía y, por lo tanto, deberían incorporar baterías mucho más grandes que tardaríamos más en recargar.  

Gracias a las piezas automovilísticas fabricadas con plásticos, los vehículos eléctricos actuales son rápidos y eficientes. Además, los plásticos son capaces de proporcionar mayor seguridad al vehículo eléctrico, ¿suena contradictorio? Pues no lo es, ya que sus propiedades elásticas y fáciles de moldear establecen estructuras más estables y un diseño innovador e idóneo para la circulación. De hecho, te recomendamos que la próxima vez que te montes en un coche eléctrico te fijes bien donde apoyas tus pies porque, a diferencia de otro tipo de vehículo, el suelo puede ser completamente plano, cediendo un espacio mucho más amplio a las ruedas y creando modelos mucho más bonitos y modernos. 

Pero, seamos sinceros, aunque a todos nos guste un coche bonito y que desde fuera se nos queden mirando cuando pasemos los semáforos, lo que de verdad nos conquista es el interior. Sin embargo, esto los plásticos ya lo tenían contemplado, porque otra de sus misiones es asegurar el confort del coche eléctrico. ¿Y cómo lo logran? Muy sencillo: reduciendo el ruido y las vibraciones de la carretera. Los polímeros como el acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), (un material plástico, no lo confundamos con el sistema antibloqueo de frenos ABS) son muy utilizados en este aspecto para minimizar el exceso de ruido y a la vez asegurar un apropiado rendimiento. Y es que, efectivamente, este es el truco para conseguir que el vehículo eléctrico sea tan silencioso por dentro como por fuera. 

A su vez, la flexibilidad y la durabilidad de los plásticos consiguen que el vehículo sea sostenible y dure en buen estado mucho más tiempo. Por ejemplo, el PMMA (un plástico transparente denominado polimetilmetacrilato), es resistente a los rayones y logra proteger el correcto funcionamiento de las cámaras de aparcamiento, sensores y áreas más sensibles, gracias a su capacidad de retroiluminación, que deja pasar los rayos UV sin dañarlas.  

Además, todas estas propiedades han llevado a los fabricantes de coches eléctricos a innovar con los plásticos en el ámbito de la funcionalidad, dando paso a cientos de piezas, compuestos y partes del vehículo fabricadas con plásticos: Al existir menos calor en el funcionamiento del motor, se pueden usar distintos tipos de polímeros alternativos a los metales utilizados habitualmente en el proceso de fabricación de la automoción, que tienen la misma calidad y funcionalidad a un menor precio.   

¿Te imaginabas que los plásticos pudiesen tener tanta presencia e importancia en el sector de la movilidad eléctrica? Aunque no solo tienen cabida en los coches eléctricos, ¡el sector de la automoción tradicional también se ha beneficiado de todas las ventajas que los plásticos aportan en la carretera! Sus aplicaciones son incontables, pero los beneficios que obtenemos de ellos también son infinitos. De hecho, tal y como comentábamos, los plásticos en los vehículos eléctricos no solo nos aseguran un trayecto seguro, cómodo y más económico, sino que los plásticos han supuesto, en este contexto, un paso hacia la innovación sostenible en la automoción y un impacto positivo social, económico y medioambiental en el mundo, por su contribución al fomento de la electromovilidad.  

Si ya en el siglo XIX el coche eléctrico comenzaba a cambiar la vida de muchas personas, ¡no podemos esperar a descubrir todo lo que podrá conseguir en el futuro esta movilidad sostenible! Lo que sí tenemos claro es que los plásticos recorrerán este camino junto a ella.