Conocimiento general

Objetos icónicos que no existirían sin el plástico

3 de diciembre de 2020

 

Durante un viaje a Estados Unidos, el alemán Günter Schwanhäußer descubrió que los ejecutivos y estudiantes usaban lápices con punta de fieltro para “marcar” los fragmentos más importantes de los textos que consumían. Esta idea le gustó, pero se dio cuenta de que no era del todo útil, pues el marcado de texto se volvía ilegible. Así, de vuelta a su Nuremberg natal, pidió a los investigadores que trabajaban en su fábrica que desarrollasen un marcador óptimo que no entorpeciese los problemas que había visto en Estados Unidos. Cuando le presentaron un producto basado en tinta amarilla fluorescente, quedó fascinado, pero, al ver la punta cilíndrica de lápiz, lanzó enojado su puño sobre el modelo y quedó completamente aplanado. 

De esta curiosa historia nace la mítica forma rectangular del STABILO BOSS ®, que ha permanecido invariable desde entonces y que se ha ganado un hueco entre los objetos más icónicos hechos de plástico.  

Todo en estos marcadores (excepto la tinta) está hecho de plástico, incluso la punta. En los modelos actuales, la tapa se fabrica reciclando sobrantes de producción de Stabilo. En un futuro cercano se prevé que el cuerpo del marcador también vaya incorporando polipropileno reciclado. A día de hoy se han utilizado 150 toneladas de plástico reciclado para fabricar sus productos.

 

Pero no solo los marcadores Stabilo ® cuentan la historia de pequeños objetos que se convierten en grandes iconos que no existirían sin el plástico 

7,5cm y una sonrisa permanente fue lo que necesitó el juguete más mítico de nuestra infancia para adentrarse en todas nuestras casas. A principios de los años setenta unos jugueteros alemanes diseñaron un juguete  pequeño y ligero (de 10 a 15 gr) que permitía que un niño lo pudiera coger en su mano. Así se creó Playmobil ®, el muñeco sonriente que desbancó a los soldaditos de plomo. Desde entonces cerca de tres mil millones de figuritas con esta sonrisa icónica han sido fabricadas alrededor del mundo: si se pudiesen dar la mano todas las figuras, ¡darían la vuelta a la tierra tres veces y media!   

En 1946 Walter Frederick Morrison patentó el primer disco volador al que llamó Pluto Platter, que no adquirió mucho éxito al estar construido de baquelita y romperse tras cada caída.  No fue hasta 1950 la empresa de juguetes Wham-O compró la patente a Morrison y comenzó a construirlo en material plástico, con un borde curvado que creaba un movimiento rotacional al lanzar el disco y le permitiría deslizarse hasta una cierta distancia.  

Curiosamente, el invento encontró la inspiración al ver a estudiantes de Yale lanzarse unos a otros los moldes de tarta de Frisbie Pie Company ®, el proveedor oficial del campus. Tras mejorar su aerodinámica para que pudiera volar en línea recta manteniendo un vuelo estable, comenzó a comercializarse en 1957. Actualmente, su fama es tal, que se celebran competiciones en todo el mundo, con millones de participantes. 

Y de discos a esferas. Cuántas veces has perdido la mirada viendo un globo terráqueo girar, imaginando infinitas aventuras, surcando los mares con el dedo índice pensando cual será tu próximo destinoEl globo terráqueo es, por muchas razones, una fuente de fascinación sin fin.  

Aunque fuese uno de los regalos estrella de los niños de los 80 y se encontraba en casi todas las habitaciones, principalmente se fabricaron con fines científicos, pues sirve para realizar cálculos y observaciones gracias a su fiel reproducción.

El primer globo terráqueo lo creo el cartógrafo y navegante Martin Behaïm en 1492, coincidiendo con el descubrimiento de América. Lo bautizó como «Erdapfel» (patata en alemán), medía 51 cm de diámetro y estaba hecho de metal. Hoy en día, generalmente se fabrican de plástico, desde la esfera a la base. La esfera de polimetacrilato es prácticamente irrompible y a prueba de rasguños, mientras que el mapa se integra dentro de la capa de plexiglás, lo que lo hace resistente e inalterable, conservando su aspecto durante décadas. 

Pero el globo terráqueo no ha sido  el único objetó que cautivó nuestras mentes y nos hizo girarlo y rotarlo durante horas. 

Un escultor y profesor húngaro de arquitectura tuvo la brillante idea de crear un «rompecabezas geométrico» para enseñar a sus alumnos los principios de la geometría 3D. El cubo de Rubik estaba hecho con un tipo de poliamida, nailon y  un tipo de plástico muy resistente a los golpes llamado acrilonitrilo-butadieno-estireno (ABS) moldeado por inyección.

Verdadero fenómeno mundial y objeto de culto de los años 80, este invento logró lo que hasta entonces ningún otro juguete había conseguido: hacer que los juegos de lógica fueran divertidos. Como curiosidad, en 2018 ostentaba el récord mundial de rapidez en el cubo de Rubik Yusheng Du, un joven chino que logró resolver el cubo en 3,47 segundos. Pero la máquina pudo con el hombre. En 2019 un robot logró la increíble hazaña de resolver el cubo de Rubik en tan solo… ¡0,38 segundos! 

Muchos son los objetos que han hecho historia gracias  los plásticos. Como os contábamos en nuestro post sobre la cultura pop y los plásticos, uno de los objetos de culto tanto para coleccionistas como para amantes de la música, el vinilo (hecho, tal y como su nombre indica, de cloruro de polivinilo o PVC), que se llegó a conocer en algunos países como «pizzas de regaliz». 

En definitiva, la lista de objetos que se han consagrado como míticos es interminable. Gracias a los plásticos hemos logrado pasar horas imaginando mundos extraordinarios con muñecos que cabían en nuestra palma de la mano, disfrutar de juegos de lógica y viajar con nuestra imaginación hacia la próxima aventura. ¿A dónde nos llevará su aplicación en el futuro? 

 

Fuente: Plastics le mag

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