¿Qué pasa con los envases domésticos de plástico cuando los tiramos al contenedor amarillo?
10 de junio de 2020
Es indudable que los plásticos, y en concreto lo envases domésticos, tienen un papel fundamental en nuestra sociedad. El paso del tiempo y el cambio en nuestros hábitos ha hecho que estos materiales evolucionen y que cada día hagamos más uso de ellos. Por ello, es fundamental la responsabilidad que tenemos como ciudadanos de reciclar y asegurarnos de que pueden tener una segunda, tercera o cuarta vida.
En el momento en el que depositamos los residuos de envases domésticos en el contenedor amarillo (el contenedor para envases plásticos, metálicos y briks) se activa un circuito de clasificación y reciclado muchas veces desconocido, que asegura que los plásticos vuelvan a cobrar vida para otro fin.
En España, a diferencia de otros países europeos, no solo se reciclan botellas, sino todo tipo de envases plásticos, tanto rígidos como flexibles. En nuestro país hay más de 380.000 contenedores amarillos donde poder reciclar nuestros plásticos domésticos[i]
La ruta del reciclado
Los residuos recogidos en los contenedores amarillos son trasladados a las llamadas plantas de selección de materiales dónde se separan los distintos envases por materiales. En España actualmente contamos con 96 plantas de clasificación.
Una cinta transportadora eleva las bolsas llenas con los envases recogidos hasta la zona de clasificación, donde un rompedor las abre y libera su contenido. La primera clasificación es la metálica, proceso que se consigue pasando los residuos por un túnel gigante imantado. El resto de materiales se separan principalmente a través de mecanismos automatizados que hacen posible una clasificación por familias:
PET: Botellas de agua y refrescos
PEAD: envases de detergentes y alimentación
FILM PLÁSTICO: Bolsas y Filmes
PLÁSTICO MIXTO: Yogures, bandejas, envases de alimentación, etc…
Estos materiales se apilan y forman las balas, grandes bloques de envases de plástico listas para su reciclado.
Estas balas salen de las plantas de selección y pasan a las plantas de reciclado. Una vez allí, las balas se trituran y se someten a varias etapas de lavado. Tras el secado, se homogeneizan para formar un aglomerado plástico y se extrusionan formando largos filamentos. De estos filamentos se obtienen unas pequeñas bolitas llamadas granza o pellet, que se almacenan para su uso como nueva materia prima lista para dar una nueva vida al plástico.
Otro proceso muy común para las botellas PET es la molienda. A diferencia de la obtención de granza, mediante la molienda de las botellas se obtiene un producto final en forme de escamas, que se secan y empaquetan para un nuevo uso.
Una nueva vida
Durante muchos años el mercado del reciclaje se ha centrado principalmente en piezas industriales, tuberías, bolsa de basura y otro tipo de bolsas. No obstante, existen ahora en España otros mercados con gran potencial como el sector textil, el mobiliario urbano, los coches o la seguridad vial, entre otros. A día de hoy, un 23% del plástico reciclado se convierte en tuberías, un 15% en bolsas de basura, un 12% va a parar a piezas industriales, un 8% a perchas, calzados, mobiliario urbano etc. y un 2% a botellas y bidones. También cabe destacar que un 14% se destina a la exportación de estos materiales[ii].
Los plásticos tienen un gran valor durante su uso, pero también al final de su vida útil, convirtiéndose en nuevos recursos. Gracias al reciclado de los plásticos se pueden fabricar nuevos productos y cuando no es posible el reciclado, los plásticos se pueden transformar en energía. Nuestro país es el segundo país en reciclado de envases domésticos comerciales e industriales, con 840.000 toneladas recicladas[iii].
De manera colectiva, como sociedad y de manera individual, como ciudadanos jugamos un papel importante en el incremento de la sostenibilidad y circularidad de estos materiales, seamos responsables.